Otra aspecto a analizar es la locura que se ve en los campos de fútbol. Ayer en el campo del Barça pudimos ver 100.000 personas gritanto como en la antigua Roma a los gladiadores. No hemos cambiado tanto, la arena por el césped, las armas por el balón y los mismos espectadores. Me gusta el fútbol, pero creo que si todo lo que se hace para ver un partido se hiciera para otras cosas que nos atañen a todos...
Caso sin comentarios es lo que sucedió ayer en Madrid. Resulta que llegaba un niño de 16 años canadiense que debe ser una estrella mundial de la canción. En tv nos enseñaron como otras niñas y no tan niñas, pasaron la noche al raso esperando a si ídolo. Lo que no acabo de entender es lo siguiente.
Una madre aseguró haber cogido un avión desde no se dónde, prefiero no saberlo, para que "mi niña viera a su chico", aunque hoy tenía un exámen, dijo. ¿Existe gente así de verdad?, espero que alguna actriz frustrada encarnara el papel de madre surrealista.
Como vemos locuras las hay también fuera del fútbol.
La verdad es que en este mundo de locos, las prioridades andan también manga por hombro. Allá cada cual, pero desde luego, tendríamos que pararnos a reflexionar sobre muchas cosas que vemos día a día, nos parecen tan normales, y que rozan la estupidez.
ResponderEliminarLo que nunca entenderé es que, en una situación como la que estamos, se paguen cifras escandalosas (en reventas, por ejemplo) por una entrada que te permite unas horas de "espectáculo". Da igual fútbol, concierto... Supongo que no interesa cambiar ese engranaje, porque es muy lucrativo para unos pocos.